RUMBO UNO-CERO-CINCO
...esas olvidadas islitas del
sur,
en una fría mañana del Onganiato,
se incendiaron al paso de
aquellos nacionales.
[Jorge Falcone, Un dardo clavado
en el sur]
Por
Alejo Tolosa.
Corría
la madrugada del 28 de Septiembre del 66 y el sillón de Rivadavia se encontraba
usurpado pero la morsa [i] no se encontraba
repostado en él.
El
Principe Felipe de Edimburgo, esposo de la Reina Isabel de Inglaterra, había
llegado al país en representación de la Federación Ecuestre Internacional y
parte de su visita consistía en disputar amistosamente un partido de polo con
el dictador.
El
escenario político había precipitado un poco las cosas y obligó a que aquellos
dieciocho jóvenes peronistas afilaran sus dedos en los apoyabrazos de un
Douglas DC4 de Aerolíneas Argentinas, un mes antes de lo previsto.
No
era para menos, una hazaña que llevaba tres años de minuciosa planificación y
cuyo mejor desenlace sería “caer en el intento antes que prisioneros de Gran
Bretaña”, como dijo Dardo Cabo, jefe de la operación a sus compañeros del
Movimiento Nueva Argentina.
El
plan se dio a conocer como Operativo Cóndor y en gran parte, cumplió su
propósito. “Obedezcan mis órdenes y nadie saldrá herido. Somos el Comando
Cóndor. Usted, coloque el rumbo uno-cero-cinco. Nos dirigimos a Malvinas” Esa fue la máxima de Dardo Cabo que ha quedado
plasmada para la posteridad. El Douglas DC4[ii]
torcía el rumbo y se dirigía al Puerto San Julián.
Se
encontraba a bordo el contraalmirante Guzmán, gobernador de la provincia de
Tierra del Fuego y su edecán que se encontraba armado, el cual fue despojado
inmediatamente de su pistola por los cóndores.
Luego
de varias maniobras aéreas afectadas por las condiciones climáticas,
improvisaron el descenso en una pista hípica, rápidamente tomaron algunos
rehenes de la sociedad civil y las fuerzas militares e izaron siete banderas
argentinas al compás del himno nacional, además de refundar la zona con el
nombre de Puerto Rivero en homenaje al querido y corajudo gaucho argentino.
Guzmán se negó a cantar su propio himno nacional.
La
odisea duró 48 horas y depusieron su actitud (nunca se rindieron) cuando el
comandante Fernández García se dispuso a tomarlos presos, lo cual para ellos
fue una muestra de soberanía, ya que el Estado Nacional ejerció el poder de
policía en las islas.
Luego
fueron trasladados en el Bahía Buen Suceso de bandera argentina rumbo al penal
de Ushuaia donde quince de los cóndores cumplirían nueve meses de prisión y los
tres restantes, entre ellos Dardo Cabo, tres años.
Hoy,
a casi 46 años de aquella hazaña patriótica, los cóndores cuentan con su propio
monumento en la Plaza San Martín de Ituzaingó, y coinciden y acompañan el
reclamo diplomático de la compañera Cristina Kirchner acerca de la soberanía de
las islas.
Es
de vital importancia, en estos tiempos donde las grandes corporaciones y los
multimedios boicotean el reclamo argentino sobre las islas con editoriales
entreguistas al servicio del imperialismo, rescatar la heroicidad de los
cóndores, nuestros cóndores, la firmeza de sus convicciones, su
identidad política y su entrega para con una causa justa, la causa de todos.
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